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Relatos Verídicos de Terror del Abuelo Juan

"Pasen... La puerta esta abierta"



Pues resulta que un día hubo presupuesto para renovar y actualizar el quirófano del hospital general de Ensenada del cual yo era auxiliar "A" de intendencia (conserje), como siempre, del turno nocturno.

- Un turno muy peleado por mis compañeros - Si... todos se peleaban por no trabajar de noche, pues el "nuevo" quirófano tenía - Como debe ser - dos sofás en una sala alfombrada, vestidor para los doctores y ropería. La puerta que daba al quirófano  así como la que daba al pasillo la había donado el hospital  de "Mission Viejo" allá de California - Usadas claro -.

Recuerdo que mi viejo amigo y compañero de trabajo, Julio Aguirre, experto aprendiz de carpintero, se encargo de la instalación de las puertas que eran a prueba de incendios. - Pero - resulta que la que daba al pasillo no quedó del todo bien instalada, y había que echarle todos los kilos para abrirla y cerrarse, tardaba una eternidad. Pero en fin, lo importante era el quirófano -Que se inauguró con bombo y platillo aprovechando a una paciente que no paso la prueba y pues ni modo. Esa no fue culpa del quirófano.

Pues llegó la noche, y allá por las 2 o 3 de la madrugada el personal nocturno estuvo haciendo una inspección a las nuevas instalaciones tomando en cuenta que no llegaba ni un solo paciente ni cosa rara, no había pacientes latosos - Si, de esos que nomas están - Enfermera me duele aquí - enfermera me duele allá, enfermera el cómodo, etc etc. 


Platicando y tomando cafesito dos enfermeras en un sofá y mi compañero Pedro y yo en el otro nos fuimos relajando - hasta dormitar cuando en un momento dado sentí como el paso de alguien y abrí los ojos . Lo hicimos todos al mismo tiempo con el tiempo suficiente para ver como la puerta del pasillo y que la teníamos como a medio metro se cerraba lentamente.



Como impulsados por un resorte Pedro y yo salimos al pasillo, Pedro más ágil que yo corrió hacia donde se juntaba con el otro pasillo y yo corrí a lo largo del pasillo hacia la escalera que daba al patio.



Cabe decir que no vimos nada ni a nadie, las enfermeras estaban pálidas y recordaban la muertita de la mañana, que si su alma se salio, etc. que si el viento abrió la puerta - si como no, si la puerta mal instalada por mi amigo Julio, pesaba un resto.



El viejo hospital general de Ensenada (Hoy ISESALUD), les invito a que esta noche al filo de las dos se echen  una "coyotita" recargado en la puerta del viejo quirófano - A lo mejor descubren el secreto del porque se abrió "solita" la puerta del quirófano - o a lo mejor miran al travieso que la empujó nomás pa´ asustarnos tantito.


Juan Manuel Solís Solís.


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