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Relatos Verídicos de Terror del Abuelo Juan

"Tocan la puerta"

La imagen no es de el lugar de la historia
En aquel tiempo (1974 aproximadamente) trabajaba en el vetusto hospital general de Ensenada (Hoy ISESALUD) como auxiliar "A" de intendencia (conserje). Así que era lo que pudiéramos decir "el ultimo de la baraja". Pero "siempre hay un pero". 

En aquellos tiempos ser conserje era ser parte de todo lo que era en si la atención a los pacientes: camillero, asistente, ayudante de todo de las enfermeras, corre ve y dile de los doctores, técnico y experto en todo y en nada, que el tanque de oxigeno, que rayos X, que si el resucitador (una tabla de 2 pies x 3) para dar masaje directo al corazón y respiración de boca a boca, para que luego de todos modos el paciente se "nos fuera". Pero en fin, la muerte es de lo más conocido en un hospital y más en aquellos tiempos con tantas carencias, pero el personal en si era muy unido y trabajador.

Recuerdo una noche en que tomábamos café (sin piquete) en la jefatura de enfermeras, Juanita estaba en su escritorio y las dos chicas en las sillas individuales, y yo sentado en el respaldo de un viejo sofá y recargado a un cuartito en forma de "L" que la otra puerta deba al pasillo y del cual solo yo tenía la llave para el candado.

La platica tenía como temas con eventos "inexplicables" que tenían un poco traumadas a las chicas. Y yo, en ese tiempo totalmente escéptico les decía: 


- Todo en este mundo tiene una explicación y un por que, y una respuesta real y científica de cualquier evento por más raro que fuera. 



- Por ejemplo - Decía al momento que me daba la vuelta hacia la puerta en la que estaba recargado.



- Si yo toco a esta puerta - y tiempo que decía:



- Sé que nadie me va a hacer caso, pues no hay nadie atrás de ella - Regresando a mi posición recargado en la puerta,. 



Me devolvieron los toquidos, tres o cuatro, fuertes, claros y que me percudieron y repercutieron a todo lo largo de mi espina dorsal, hasta los más recóndito de mi ser, si, hasta allá.

- ¿Quién de ustedes me esta jugando esta broma? ... 
- ¿fufufuiste tu Juanito?... 
- ¡no juegues...! 


Y salieron corriendo del cuarto, y yo el escéptico atrás de ellas. Ya en el pasillo asustados todos pues no nos poníamos de acuerdo en lo que nos había pasado, así que me obligaron a abrir el candado de la puerta del pasillo. 



Allí estaban los tanques de oxigeno, herramientas para instalar los tanques, "el diablito" - que no creo haya tenido que ver en el asunto - y aparatos del hospital que ya no servían para nada, y la puerta que nos interesaba - Totalmente libre, ni una escoba vieja recargada, nada, absolutamente nada.


Aún recuerdo y vuelvo a sentir los toquidos en mi espalda - y vuelvo a sentir escalofríos.

Si alguien duda de que pueda pasar esto los invito a que lo intenten en el viejo hospital a media noche, recargados en una vieja puerta de un cuartito clausurado, invocar a quien quieran y decir - Nadie, nadie me va a contestar los toquidos.... ¿Ok?

Juan Manuel Solís Solís


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