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Relatos Verídicos de Terror del Abuelo Juan

"oh lala"
(recopilación)
Ensenada, BC. México



Recuerdo el primer día que llegué al bar "oh lala"

Había montones de tierra y material de construcción por todos los rincones, en el medio las mesas, sillas y la barra. Había basura por todos lados, pues ese día era primero del año y la fiesta de año nuevo estuvo al máximo. 

- Siempre he sido distraído y olvidadizo, pero (siempre hay un pero) desde que entré a "Oh lala" se me perdían las escobas, trapeadores, etc.

En febrero pues llegó el carnaval y por la atracción del Oh lala pues se ponía de gran ambiente, el Oh lala estaba en la calle primera, esquina con gastelum, en lo que era el hotel plaza y para entrar, en la esquina había una entrada que nos llevaba a la planta baja (sótano) por medio de una escalera en forma de L.
Cuando ya se terminó la remodelación con un hermoso centro de diversión, una barra de ladrillo, tapicería color vino hacían armonía perfecta con una alfombra roja y una pequeña pista de baile de duela encerada. El stand de música a un lado de la escalera, estaba disimulado por una pared de combinación de luces tenues y el sonido le daban al cliente desde que entraba al salón una sensación de fiesta inmediata.

Había un pasillo en la parte oeste del bar, que era donde mejor se apreciaba la variedad, quedaba en un punto donde no estorbaba nada para disfrutar el show, la pista de baile y el sonido no era tan fuerte. 

Sin embargo - cosa rara - esta sección era la que se llenaba al ultimo, como si la rechazaran; solo había público cuando ya no quedaba un lugar incluso en la sección más apartada.

Recuerdo un día que entró a trabajar un mesero amigo de todos ya que era muy popular entre los noctámbulos, pues aparte de mesero hacia de maestro de ceremonias en otros lugares en los que había trabajado y aunque amigo, como en todo "jale", el nuevo empieza en los lugares más sacrificados y lógico fue a darle la sección antes mencionada.

Ese día yo estaba ya trabajando como cantinero (disque bar-tender) y lo miraba como iba y venía, en una sección totalmente vacía, luego lo vi como hablando solo y buscando algo o a alguien por lo que le pregunté que "¿qué te pasa?" "¿qué se te perdió?". 

- No, verás, esto no me esta gustando ¿O si?, - me dijo haciendo uso de su ingenio cómico.

- Es que mira, ahorita pasé por ese pasillo y clarito sentí como me hicieron "chamoy" y dije, "Bueno, para eso es, pero se pide", pero ¡¡NO HABÍA NADIE!!

- Esta bien me dije, es una broma de estos canijos para asustarme como "bienvenida", pero seguí haciendo mi recorrido y ¡otra vez! no manchen, pero ahora si busqué bien y ¡no hay nadie! ni una escoba o cosas que me hubieran hecho sentir algo, ¡no hay nada!

Como vi que Isaias estaba realmente asustado, le hablé al jefe y le pedí que le pasara a los próximos clientes por cualquier pretexto - y así se fuera el turno más rápido.

Esa noche después de cerrar, como siempre me quedé a comenzar a arreglar el salón, y es que mi camión salía hasta las 5:00 am y nosotros generalmente cerrábamos a las 3:00 am - yo aprovechaba esas 2 horas en levantar botellas, copas, etc. barrer o aspirar el piso.

Esa noche en especial sentía sobre mi el peso de unas miradas, mi nerviosismo llegó a tal punto que oía cuando caían en la alfombra con toda claridad las servilletas, oía el vuelo de estas y el ¡PAC! al caer.

2 horas eternas cuando quería tomar la escoba o el cepillo, o la aspiradora y estaban ya en otro lugar y el colmo, cuando comenzó el lavabo del baño de las mujeres a tirar un chorro fuerte de agua, y sabiendo que estaba solo, pues mi sangre fría y mi razonamiento científico y escéptico comenzó a tambalear por lo que decidí mejor salir de ahí lo más pronto posible.

Recuerdo que al poco tiempo llegué en la tarde, a las 4 o 5 y al abrir la puerta oí claramente como la cristalería caía quebrándose las copas que están acomodadas en forma de pirámide, hasta la ultima la oí caer - La maldita corriente de aire las hizo caer, me dije. - Y prendiendo las luces de la barra corrí a ver la "masacre" de cristalería, pero ¡Oh! sorpresa, no había ni una sola en el suelo.  Levanté la tarima de barrotitos con la "esperanza" de ver aunque fuera una sola copita pero nada, todo estaba intacto.

Pasó algun tiempo, lo comento con mis compañeros lo que me estaba sucediendo pero me dijeron que estaba diciendo mentiras o loco, para poder aguantar todo ese rollo.

Hubo un día donde el show estaba en el momento mágico de presentar a Mariela, la disque "reina de la cumbia", cuando Isaias el mesero que atendía la sección oeste me pidió un "cognac" y me hizo la aclaración de que no le diera "pirata" a su cliente pues este sabía de bebidas; y yo le serví la copa como mandan los cañones y le dije que no se goloseara con su cliente; cinco minutos después regresó con un puñado de monedas de 25c U.S.A y después de pagar le pregunté por su cliente pues yo nunca lo pude ver.


- Como no, es un señor muy elegante. Dos minutos regresó con la copa llena y de su cliente ni el menor rastro ni seña de que hubiera estado allí.

Revisé con cierto nerviosismo las monedas cuando no encontré ni una ni por más que casi volteo el registro.

Por la situación en que se encontraba la sección oeste resulta que quedaba de costado hacia lo que fue la carcel municipal y que posiblemente las ondas negativas que se supone de allí emanaban, así como las malas, malísimas vibras de los aviejos personajes huespedes de ese penal.

El fin de semana se esperaba un gran ambiente y mucha concurrencia por el gran artista que se presentaba, Ricardo Cerato, así que se contrató meseros extras que claro fueron a parar a la sección oeste; uno de ellos era un señor ya mayor muy serio y propio; Todo comenzó y lógico, la sección oeste no se ocupaba, como siempre.

En un momento dado el viejo mesero llegó conmigo y muy enojado me dijo.

- Yo no sé que pasa aquí, pero yo no estoy para bromas.

Y en seguida quitándose el chaleco me decía, - no sé quién fue el imbécil de la broma pero yo no soy de los que aguantan así que me voy, adiós.

Intenté decirle que nadie le jugó una broma al menos de sus compañeros, y es que al quitarse el chaleco su camisa estaba empapada en agua, como si le hubieran de pronto vaciado un garrafón con agua en la espalda; y lo raro, no había a quien echarle la culpa pues no había al momento de la mojada ni un alma, bueno ni un alma que no este en pena, que no anda por allí jugando bromas, haciendo "chamoy" sin permiso, mojando espaldas ni tomando copas gratis.

Este es el lugar que me gustaría visitar y tomar la copa, aquí en la sección oeste y platicar con el hombre de las monedas mientras en la pista La Diosa de la Cumbia canta.



Había un personaje en aquellos tiempos gloriosos del Oh lala, al que solo conocimos como el "Sr. Bacali". 

"Bacali" era una muy conocida marca de baterías para carro, como hoy puede ser LTH por ejemplo. Y ese apodo del Sr. Bacali se lo ganó a pulso; ya que era especialista en robarse las baterías para carro, carro que le gustaba, carro que dejaba sin su "Bacali". Este sujeto era un tanto introvertido y sus facultades mentales no eran todas "normales" era en fin un poco idiota; pero eso si, muy propio, que su vestir, siempre invariablemente de traje.

Cuando yo me iba o cerrábamos el bar, él llegaba a dormir, si, a dormir. Una vez platicando con él ya casi para retirarme, el agua del baño de las mujeres empieza a tirarse.

- ¡Bacali! ¡Cierra la llave por favor!
- Ok. Contestó

Minutos después fue en el baño de los hombres donde empezó a tirarse el agua.

- ¡Bacali! ¡Ahora cierra la del otro baño!
- ¡Ok! Contestó.
- ¡Gracias! Bacali.

- ¡¿Bacali no viste donde dejé la aspiradora?!
- Yo creo que en la pista de baile, allí aparece todo lo que pierdo. 

Me asomé a la pista y sí, allí estaba recargada en la columna del sonido la aspiradora - Terminé de aspirar, barrer, sacudir etc. y mi bote de la basura no lo encontré en su lugar, le iba a preguntar al "Sr. Bacali" pero preferí ir a la pista y si, allí estaba mi bote.

- Bacali, ¿Cómo le haces para poder dormir aquí dentro del Oh lala?
-Mira. me contestó - Escojo el lugar donde me voy a dormir - me acuesto, me tapo completamente la cabeza y todo y me vale si se tira el agua, si se cae la cristalería, si suena la música o si me hablan yo ni salgo ni contesto ni nada. En la mañana o al medio día mas bien, me levanto y busco mi ropa y mis cosas, ¿Donde? en la pista de baile, ¿Donde más?


El stand de música era un cuartito muy bonito, de ladrillo, los músicos casi pasaban desapercibidos y el sonido era fabuloso, el grupo en si era bueno, reforzado por Cuco; un trompetista fabuloso, se sabía que había tocado en México para las mejores orquestas y mariachis pero su carácter le iba cerrando las puertas de todas partes.

En fin, un día el requinto cambió de aires y había que buscar un relevo, lo que se hizo fue publicarlo en el periódico en la sección de "se necesita un" - músico etc etc. 

Para entonces ya se habían dado cuenta lo que pasaba los que integraban todo el personal del Oh lala, incluyendo a los dueños y entre los enterados estaba una sra. de nombre Nora que era estudiosa de fenómenos paranormales y esa mañana me llevó unas velas y no se que exorcismos hizo para que yo pudiera trabajar pues me tiraron la cristalería y me encendieron las luces de la variedad y de la pista de baile.

Ese día salí sumamente trastornado hacia la superficie (la calle primera), me atravesé hacia el restaurant de Doña Nora y le conté y también me vio como iba alterado.

- Total esos días el encargado del Oh lala era un comediante muy conocido aquí en Ensenada pues se dedicaba a llevar su show a las escuelas y a las fiestas en que era contratado. Su show consistía primordialmente de un alarde de fuerza física dental - Se ponía una prótesis de cuero en la boca y doblaba una varilla de 1/2 pulg. de diámetro o se ponía en la boca un cinto y levantaba una mesa con una o dos personas sentados en ella, o si tenía espacio jalaba carros hasta camiones con una cuerda a la boca - En fin, decía tener el titulo del hombre más fuerte dental del mundo.

Sentado en la barra, mientras yo terminaba de arreglar la cantina -, platicábamos sobre lo que la Sra Nora nos había propuesto sobre un total exorcismo al salón, cuando llegó un muchacho y preguntó por el puesto faltante en el grupo, el "Gran Damián" nuestro gerente en turno le dijo que aquí era, preguntándole que tocaba a lo que el muchacho contestó "Lo mismo toco, la guitarra o el requinto" dijo cuando en eso se escuchó desde el stand de música, un solo de batería.

- ¡Como si allí estuviera Ringo Star - Un solo, precioso, completo. - Nos quedamos en silencio y yo sentía algo que ya antes había sentido cuando unos nudillos fantasma tocaron la puerta en la que yo estaba recargado en una tétrica noche de hospital.

Luego, el primero en hablar fue el joven músico del que nunca supe su nombre:

- ¿Qué fue eso?
- El viento. Dijo tembloroso el Gran Damián.
- ¡No! Allí no hay nadie y el viento no hace esos ruidos, yo soy músico y muy bueno.
- Vengo huyendo de un lugar con problemas como este allá en Tijuana - y no quiero caer en otro a lo mejor peor.

Esto nos contó:

- En el lugar que trabajaba era un bar de categoría allá en Tijuana 
- Una noche conocí a una bailarina muy bella, pregunté por ella a los compañeros y bailarinas pero nadie la conocía. Luego a los días, una vieja trabajadora platicó conmigo y me mostró una foto vieja de una joven bailarina, muy bella. Me dijo que su amante por celos la había matado hace 20 años y que ocasionalmente aparecía en los pasillos del bar.

- Bueno, gracias y ahí se la echan.

Iba subiendo las escaleras cuando se prendieron las luces, ¿De donde? allá de "La pista de baile"

No miento si les digo que a pesar de la ventaja que nos llevaba el músico, lo alcanzamos antes de llegar a la salida - Aunque ya no nos dirigimos ni una sola palabra.


Tomando en cuenta todo lo que nos había pasado, prácticamente a todos los que trabajábamos en el "Oh lala", y bajo la promesa de doña Nora de acabar con esa situación mediante un especie de "exorcismo", aunque para nada con el que conocemos en la película, que fue eminentemente eclesiástico, sino por estudios paranormales, y el propósito era acabar con las malas vibras y posiblemente brujería y salaciones, o malas acciones.

Así que nos pusimos de acuerdo y por la tarde de un día ya con los accesorios, velas y otras cosas y productos que se necesitan para estos casos, doña Nora llegó al "Oh lala" acompañada con otras personas de su confianza, todos conocidos y amigos nuestros, pues esa gente de la farándula recuerdo a un joven cantante Sergio Flavio, muy buena persona, así como a un tremendo saxofonista Daniel . Que completaba el gasto como taxista - El Sr. George Palafox, dueño - El Gran Damián, gerente - Guillermo el cantinero, el Sr. "Bacali" y yo al último de la cola todos bajo las ordenes de doña Nora.

No recuerdo si hubo más personas, lo que si recuerdo es que el instrumento principal era un péndulo plateado, con una cadena larga y una especie de balin grande que doña Nora probó haciéndolo girar hacia uno y otro lado.

George llevaría el péndulo y por lo tanto sería el segundo en la fila, la primera sería doña Nora que iba armada con una especie de puñal - también plateado - y que supuestamente detectaría las malas vibras y cosas negativas y se las trasmitiría al péndulo que sería el que "diría" la ruta a seguir con nuestras velas en las manos.

Comenzamos a caminar por el Oh lala, y las velas de cera bendita no sirvieron de nada, pues a los primeros pasos se apagaron y ya no les pudimos prender. - El péndulo giraba y giraba como loco, haciéndonos sentir una sensación de escalofríos y temor, pues ver girar el péndulo no era nada agradable pues no tenía lógica.

La pista de baile, los pasillos, el stand de música, la barra, todo fue exorcizado - El péndulo no dejaba de girar y el puñal seguía "cortando" las malas vibras. Cuando alguien dijo:

- En los baños el agua se esta tirando.

Así que hacía allá nos dirigimos y comenzó el terror.

En cuanto doña Nora avanzó hacia el baño de las damas el péndulo dejó de girar sobre si mismo y comenzó a ¡Elevarse en forma horizontal! ¡Contra todas las leyes de la gravedad! y luego lo impresionante cuando doña Nora gritaba pidiendo ayuda pues el puñal de plata amenazaba con enterrarse en su pecho.

- ¡Rápido! ¡Rápido Damián! Gritaba George. - ¡Ayúdale a Nora!
- ¡El puñal, el puñal! gritaba Nora ya con la ayuda del Gran Damián y su gran fuerza física.

Entramos al baño de mujeres y el péndulo parecía que se le escaparía de las manos de George pues estaba totalmente tenso en posición horizontal - Daniel se acercó a ayudarle un poco. Los gritos ahogados, algunos más estridentes y hasta con groserías que se supone no debíamos decir, pero, sentir que algo o alguien que no vez te impida o quiera impedirte seguir adelante era o fue horrible ya que adentro del baño y haciendo doña Nora lo que el protocolo  ordena, el péndulo fue tomando su posición vertical.

El Sr. Bacali que creo que ya les platiqué, no era del 100% normal y siendo nosotros los últimos en entrar me dijo en forma de preguntas: 

- Sentí como que alguien no me quería dejar entrar y me empujó del pecho ¿y a ti?, 
- También Bacali, también a mi.
- A bueno.  Me contestó más tranquilo - ¿Entonces fue natural verdad? 
- Si Bacali, así es. Le contesté.
- Lo que no entiendo es porque el puñal quería matar a doña Nora ¿viste?
- Si, yo tampoco lo entiendo. Dije.
- Aja, lo bueno es que el Damián esta bien fuerte, que si no pobre Nora.
- Así es Bacali, así es. Mientras mis piernas amenazaban con no sostenerme - Vi a los demás y se que todos todos estaban peor que yo, después de todo yo era el último de la fila.

El baño de los hombres fue una copia de la entrada al baño de las mujeres pero el péndulo no logró ponerse en posición horizontal y el puñal en manos de Damián ya no resultó un peligro.

En las jardineras a lo largo de la escalera de entrada y salida el péndulo volvió a girar por lo que se procedió a escarbar encontrándose con unos ocho panes, al parecer birotes petrificados. - Se pusieron en bolsas y el péndulo volvió a la normalidad.

Ya habían pasado varios minutos de que había terminado la ceremonia y el color no volvía a nosotros ni la voz, la respiración ni la tranquilidad. 

Pero la vida sigue y un buen rato después, comíamos como náufragos de 15 días en el restaurant de doña Nora mientras con más calma ya platicábamos lo que habíamos experimentado - Mientras el Sr. Bacali me preguntó:

- ¿Y ya en la noche voy a dormir tranquilo?...



No sé... A mi me comisionaron a la Isla Guadalupe y algunos meses después cuando regresé el Oh lala ya había sido cerrado y su entrada al bar fue clausurada.

¿Alguien quiere hacer una visita nocturna al bar? Adelante, estoy seguro que será todavía una gran experiencia - Un consejo: No lleve ningún puñal.

Juan Manuel Solís Solis

Comentarios

  1. Me parece excelente el relato, mis preguntas son ¿Realmente son relatos reales o es una historia para entretener? (en caso de ser real) ¿Existe el sótano aun y es accesible para el público?. Me han ocurrido experiencias similares y me gustaría poder tomar fotos o grabar

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    1. Hola buenas noches, anónimo :). si son reales, pues le pasó a mi abuelo y él me lo contó (Por eso el titulo de la entrada jeje).

      Esto sucedió hace unos 35 - 40 años. Claro que existe aún, pero la entrada al sótano esta tapada con madera, actualmente venden recuerdos, collares y cosas así.

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